Cd. de Dzitbalché, Campeche
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BRÍGIDO CEN ESTRADA
Brígido Cen Estrada
"EL DIAMANTE NEGRO DEL BEISBOL"
Un dzitbalchense de corazón
 
          La trayectoria de este destacadísimo pelotero es casi desconocida para la población actual de Dzitbalché, a pesar de haber sido quien puso los cimientos del béisbol en esta tierra. 
       Brígido Cen Estrada nació en Calkiní el 8 de Octubre de 1886. A los nueve años de edad su padre Don Graciliano Cen, lo llevó a la ciudad de Mérida donde lo dejó bajo la responsabilidad del señor Joaquín Peón, quedando como aprendiz de mecánica por las tardes, pues en las mañanas se ocupaba en cursar la escuela primaria. Entre los estudios y el trabajo en el taller el tiempo siguió su curso hasta que en 1901, el joven Brígido ya con 15 años de edad en sus ratos de ocio el joven mecánico se dedicaba al aprendizaje del béisbol, deporte que le permitió descubrir sus facultades para desarrollarse como todo un serpentinero de grandes hechuras. Ese año, cuando nacía el siglo XX; fue llamado para jugar con la novena “Washington” del barrio de San Cristóbal, en la capital yucateca.
Ahí hizo su debut formal como pitcher. No tardó mucho en enseñar cosas buenas, es decir; demostró que tenía grandes facultades como lanzador. Llegó a dominar la llamada “bola de humo” que es un lanzamiento de cuando menos 90 millas por hora. Cuando “metía” todo el brazo la bola viajaba al plato a una velocidad cercana a las 100 millas por hora. Su repertorio se serpentinas era variado y efectivo pero, su pitcheada estrella era “la bola rápida”. En situaciones comprometedoras ella fue el as bajo la manga que lo mantuvo a flote y que finalmente le daba el triunfo.
En 1903, su fama de calidad indiscutible corrió como reguero de pólvora en los diamantes de la región. A invitación de Carlos Berzunza, Brígido Cen aceptó abrir 3 juegos con esa novena del barrio bravo, integradas por jóvenes estudiantes. En esos partidos Berzunza recibió los candentes proyectiles del prometedor lanzador. Los viajes de los dos jóvenes amigos a la tierra de los Ah Canul se hicieron frecuentes, su estancia en casa les dio la oportunidad de enseñar a jugar a otros muchachos el deporte sensación.
PIONERO EN DZITBALCHÉ
Por cuestiones del destino, en 1898 la familia de Brígido Cen Estrada vino a radicar a Dzitbalché cuando la futura figura del montículo tenia 12 años de edad. En 1902 era ya un consumado maestro mecánico contando con 16 abriles de vida.
Sin saber que estaba escribiendo una importante etapa de la historia de su pueblo adoptivo, el emprendedor pelotero introdujo el béisbol en Dzitbalché. Según Joaquín Lara, experto articulista y “biógrafo” del rey de los deportes, en diciembre de 1903 apoyado por la decidida colaboración del señor Manuel Escalante, el “Diamante Negro” como también se le conocía a Brígido Cen en el argot beisbolístico; integró la primera novena de béisbol del Camino Real Campechano llamado “El Rayo”, un año mas tarde, en enero de 1904 su amigo Carlos Berzunza fundó el equipo “México” en Calkiní.
El estudiante Ernesto Guzmán Méndez; joven discípulo de Galeno, organizó a principios de 1904 dos novenas en la “Sabana del Descanso” que llevaban los nombres de “Hecelchakán” y “Alfonso XIII”.
Unidos por una amistad sincera que cultivaron toda la vida, el meteórico Brígido Cen reforzó en numerosas ocasiones al equipo “México” de Calkiní; en el que jugaba su buen amigo Carlos Berzunza.
SU FAMA TRASCIENDE
La indiscutible calidad que le permitían sus privilegiadas facultades hizo que los servicios del “hijo adoptivo” de Dzitbalché fueran muy solicitados en todos los diamantes de aquella época que, cada vez se multiplicaban rápidamente.
Lamentablemente el protagonista de la presente historia y los que experimentaron con él la aventura del béisbol, hace ya muchos años que emprendieron el viaje hacia el más allá. Esa es la causa que los nombres de los peloteros del patio que jugaron bajo la tutela del gran “Diamante Negro” del béisbol peninsular, lleven hoy el sello de misterio en espera de una respuesta. Sin embargo, la calidad se ocupa por si misma de su propia promoción. Su condición de pitcher espectacular trascendió rápidamente y esto hizo posible que dentro de la propia escasa de información escrita sea al respecto aún posible rescatar alguna que es oro puro para la historia del béisbol en Dzitbalché.
Por ello, gracias a la prensa se sabe que a mediados de 1904 había en Campeche un equipo de béisbol con el nombre de “Neutral”. La contagiante afición por el joven deporte hizo que a fines de ese mismo año se organizara la novena “El porvenir”.
Antes de la despedida del año se integraron los clubes “San Francisco” y “José Espínola”. Los campechanos se sentían encantados con la emoción, la elegancia la enjundia; características principales de este deporte.
“EL BOTICARIO”, BUEN DOCENTE
Concientes de la gran valía del calkiniense avecindado en Dzitbalché, la directiva del club “San Francisco” lo contrató para reforzarse en 1905.
Recurriendo nuevamente a las fuentes de Joaquín Lara, según éste; Brígido Cen le contó, que fue recepcionado por el cubano Antonio “El Boticario” Sánchez. Curiosamente el antillano era blanco, pues siempre que alguien pronuncia la palabra cubano, generalmente se nos viene a la mente una figura humana con la piel copiosamente surtida de melanina.
En los tiempos cuando la diosa fortuna le sonreía al isleño, defendió con excelente eficacia la franela del “Almendares” de la paradisíaca ínsula.
Una inoportuna lesión en su brazo derecho de lanzar, provocó que “El Boticario” no tuviera más camino que el retiro prematuro de la loma de los disparos.
Si hay algo que identifica al béisbol de paga, como a todo deporte profesional, son sus dos polarizadas facetas. Mientras el pelotero cumpla con las expectativas del propietario del equipo, existe una luna de miel entre ambas partes que dura mientras el rendimiento del beisbolista lo permita. Si su desempeño deja mucho que desear o se lesiona con daños irreversibles, entonces sobreviene la ruptura del contrato. Es el aviso de que ha llegado el momento del retiro o buscar nuevas opciones dentro de la misma actividad. Esos fueron los vientos que llevaron a “El Boticario” hasta Campeche donde le sacó provecho a sus conocimientos, dirigiendo a la mencionada novena cazonera y, enseñando a sus flamantes discípulos los secretos del béisbol. El experimentado cubano fue uno de los maestros de los que más aprendió el trigueño Brígido. De su insuperable calidad como pitcher y de su piel morena, la afición que todo lo puede; le puso el sobrenombre de “El Diamante Negro”, justo como anillo al dedo. Otro detalle particular de la carrera de Brígido Cen era que muy pocos equipos lo mantenían en sus filas por períodos prolongados. Era contratado continuamente como refuerzo de lujo cuando su equipo en turno tenía que enfrentar uno o varios partidos importantes de clasificación o una serie final de campeonato.
“El Boticario” como buen hermano latino y maestro formador de nuevos valores, le enseñó los tres lanzamientos básicos del béisbol: la curva de adentro, de afuera y la de abajo. Como el mismo Brígido le declaró al Sr. Lara: – Sin él no hubiera llegado a ser lo que después fui en los diamantes de todo Campeche, especialmente en los del Camino Real” –
En la novena “José Espínola” agrega – había un pitcher de apellido Quintero, su receptor se llamaba Rico, el inicialista era Manuel Amaya, la segunda colchoneta estaba resguardada por León Gual. – El legendario pitcher reflexiona y continúa – En el equipo “El Porvenir”, el receptor era Juan Cambranis, Francisco Chuc, pitcher; la inicial era celosamente defendida por “La Vieja” Rodríguez, segunda base, Luis Romero, un pelotero que fue ampliamente conocido en los diamantes yucatecos. El campeonato de 1905 no llegó a concluirse por el suicidio del pelotero Quintero del equipo “José Espínola”. Todos pensaron que era una señal de mala suerte y el evento se canceló por la desbandada de los jugadores.–
Una de las principales “armas” del excelente “Diamante Negro” era su endemoniada velocidad. A esta se sumaron las curvas asimiladas del “Boticario”, entonces los lanzamientos de Brígido Cen prácticamente se volvieron “invisibles” para sus enemigos que, impotentes abanicaban la brisa o de plano se quedaban con la carabina al hombro.
JUEGO DE ANTOLOGIA.
En 1908, ya en la cima de la fama el gran “Diamante Negro”, fue contratado como refuerzo estrella de “El Porvenir”, de Campeche para el encuentro contra los “Gigantes” de Mérida, dirigidos por José “Pepe” Guerra, que además era el as de la serpentinas de la novena yucateca. A lo largo de once entradas, Cen y Guerra se enfrascaron en un cerrado duelo de pitcheo; con el juego empatado a dos carreras dejando al público en medio de una guerra de nervios provocada por las emocionantes jugadas de ambos bandos.
Fue una bella época en la que los peloteros salían a dejar el alma en el terreno de juego incluso arriesgando el físico. Esto no indica que los de ahora no suden con amor la camiseta, ni tampoco existe la intención de herir el amor propio de los que cultivan y quieren a este bello deporte. Sin embargo es bueno reconocer que la mentalidad del beisbolista ha cambiado mucho. En la actualidad hay muchos profesionales de la pelota que en cada partido dan lo mejor de si. Sin embargo, en los últimos 10 años los refuerzos, que son llamados a las filas de organizaciones como la Liga Estatal Campechana de Béisbol, éstos exigen los aretes de la luna por jugar uno o dos partidos cada domingo; exacerbando las pretensiones económicas de los jóvenes prospectos locales.
Este fenómeno ha sido el factor que ha provocado que el espectáculo sea incosteable para cualquier empresario local. Por este hecho, el equipo representativo de Dzitbalché desapareció del béisbol estatal. Desafortunadamente el daño causado parece ser irreversible.
Regresando al histórico juego en el que campechanos y yucatecos no daban cuartel, al fin por una discutible decisión del umpire en una jugada apretada en jom, los de casa quedaron tendidos en el terreno de juego con el marcador de 2 por 1 a favor de los visitantes. La reacción del público local no se hizo esperar. Una lluvia de toda clase proyectiles cayó sobre los yucatecos junto con un laberinto de palabras nada amables. Estos tuvieron que huir por piernas hasta la estación, abordando precipitadamente los carros del ferrocarril con rumbo a Mérida.
Brígido Cen se enfrentó en ese memorable partido a uno de los mejores trabucos peninsulares de aquella lejana época. Cada entrada se jugada a jugada. Las lustrosas credenciales de los peloteros pasaron a segundo término.
El poderoso equipo yucateco estaba integrado por la crema y nata de la pelota del vecino Estado. El gran “Diamante Negro” se emociona al recordar algunos nombres y agrega: –José R. Juanes, receptor; José F. Guerra, lanzador, Miguel Alcocer, inicialista, Arturo Millet, excelente segunda base; Filomeno Cruz, rapidísimo y seguro parador corto y fuerte bateador, –según opinión de Brígido Cen; –quizá el jugador yucateco más completo de ese tiempo.–
La esquina caliente la defendía Alfonso “El Gallo” Ruiz durísimo bateador motuleño de quien decían equivocadamente que era cubano. La lista de estrellas que daban identidad, vida y corazón a este histórico equipo es muy extensa. El hecho de no enumerarlos a todos por razones de insuficientes datos, no les resta ni un ápice a su reconocida grandeza.
En ese reñido partido realizado en Campeche, Brígido necesitó, de cuatro receptores: Juan Cambranis “Chencho” Medina, Francisco Puga y el cubano Manuel Galindo.
Cambranis y Medina no soportaron los auténticos balazos enviados al pentágono por el ciclónico Brígido. Ambos tuvieron que abandonar el juego.
Francisco Puga tuvo menos suerte que sus antecesores. Los durísimos lanzamientos del inspirado “Diamante Negro” terminaron por fracturarle el dedo pulgar izquierdo. En el décimo inning el cubano Manuel Galindo jugó la receptoría hasta concluir escandalosamente el partido en el siguiente rollo.
La magistral actuación de Brígido Cen, dejó impresionados a jugadores y directivos de los visitantes yucatecos. Ni lentos ni perezosos, los “Gigantes” reclutaron en sus filas al brillante serpentinero para defender sus colores en el campeonato de 1909. El legendario lanzador filigrana recuerda con profunda nostalgia.
– En esa época los ricos hacían el béisbol, yo me alojaba en la casa de “Pepe” Guerra con toda clase de comodidades y atenciones.-
Lo cierto es que las observaciones hechas por el pitcher de “la bola de humo” sigue vigente. Tal vez la única excepción haya sido la época de oro que vivió el “Círculo Juvenil” en los años sesentas, cuando el dinero no era el objetivo principal de aquella romántica juventud que bailaba al ritmo del rock and roll. Jugaban al béisbol por el béisbol y para el béisbol.
Brígido Cen saboreó las mieles de la victoria con los “Gigantes” al coronarse campeones de esa justa de 1909.
Cumplida con creces su misión con los Gigantes, Brígido Cen continuó con su acostumbrada condición de nómada del béisbol. En 1910 su nuevo destino estaba en Samahil, lugar donde entrenó durantes varios meses a una novena de Filemón Franco; a cambio de una buena renumeración económica. Estando todavía en esa población yucateca, vio llegar el año de 1911 y con él, la noticia de que en Mérida se había estructurado la poderosa aplanadora beisbolística “El Acero”.
La formaban peloteros de probada calidad, de gran coraje deportivo y recia personalidad. El gran “Diamante Negro” fue invitado a formar parte de la organización, aceptando de manera inmediata. Juntos sumaron horas que se convirtieron en días de prolongadas jornadas de intensa práctica allá en Itzimná que, en esa época era un pueblo cercano a Mérida. En ese terreno se enfrentaron en varias ocasiones a “El Águila”, y lo que es el deporte, por cuestiones del destino y de trabajo, Brígido Cen lanzó contra sus ex compañeros del equipo “Gigantes”, derrotando más de una vez a ambos equipos, siendo estos dos, de los que más batalla le dieron a “El Acero”.
Para ganarse la vida, “la joya del pitcheo” no dependía exclusivamente del béisbol, el buen hombre además de ser un as del montículo; también dominaba la mecánica como todo un maestro. Se especializó en la instalación y reparación de desfibradoras de henequén, maquinarias que proliferaron en la totalidad de las haciendas de la Península antes, durante y después de la época porfiriana. Al expirar su contrato con “El Acero” de Mérida, Brígido Cen toma la decisión de alejarse temporalmente del béisbol a fin de atender, los compromisos que tenia como mecánico.
EL REGRESO A DZITBALCHÉ
Así se mantuvo durante cuatro años, pero el gusanillo del retorno al deporte que amó toda su vida, terminó por imponerse. En 1915 decide regresar a Dzitbalché, donde con tres novenas formó una selección que tomó el nombre de la antigua Villa.
Con el “Caballo de Hierro” de las serpentinas al frente, la Selección Dzitbalché, por varios años mantuvo reñidos y cardiacos partidos con las novenas “Juvenil” de Calkiní y Hecelchakán, además jugaron como locales y visitantes con equipos de Halachó, Maxcanú y Umán entre otros.
El béisbol era tema obligado de conversación de la afición local durante los días previos al domingo del partido que se jugaría en la extinta plaza principal uno de los escenarios donde él formidable Brígido Cen vivió la apoteosis de sus memorables victorias. Un ambiente de fiesta se armaba durante los reñidísimos partidos en los que el brazo del “Diamante negro”, era uno de los factores importantes que hacía la diferencia entre el triunfo y la derrota de la “Selección Dzitbalché”.
La famosa joya oscura era un hombre de gran capacidad para realizar diferentes tareas. La mejor la prueba es que se dio el lujo de ser el primer manager – jugador de la selección local. Nadie lo había hecho hasta que Dolores “Lol” Kantún (+), otro versátil pelotero calkiniense quien puso a Dzitbalché en los primeros planos del béisbol; se desempeño magníficamente en ambas funciones allá por los años 80 en la Liga Estatal Campechana de Béisbol. Es una gran verdad que el tiempo es la mejor pócima para olvidar experiencias y sucesos desagradables, así también es el que termina por borrar de la memoria del pueblo; las acciones notables y dignas de personajes que merecen permanecer para siempre en la historia de los pueblos. En nuestros días muy poca gente tiene referencia de Brígido Cen Estrada. Aún se espera que alguna organización civil, gubernamental o deportiva reivindique su nombre y lo escriba con letras de oro, como “el padre del béisbol en la tierra de los Batabes”. Mientras tanto, la espera continúa.

Recopilación del Prof. Jorge Tun Chuc.                                          
                                                        
Dzitbalché, Campeche, Mex.  
  DZITBALCHÉ, DZITBALCHÉ,
UN POEMA QUISIERA YO HACER
A TUS PRECIOSAS MUJERES;
A TU GENTE SIN IGUAL, A TUS
GLORIOSOS CANTARES,
"CIUDAD BONITA DEL CAMINO REAL"

J.L.PEÑA
 
KAY NICTÉ (CANTARES DE DZITBALCHÉ)  
  LA BELLÍSIMA LUNA
SE HA ALZADO SOBRE EL BOSQUE;
VA ENCENDIÉNDOSE
ENMEDIO DE LOS CIELOS
DONDE QUEDA EN SUSPENSO
PARA ALUMBRAR SOBRE
LA TIERRA, TODO EL BOSQUE...
DULCEMENTE VIENE EL AIRE
Y SU PERFUME...

AUTOR: ANTIGUOS MAYAS DE DZITBALCHÉ
 
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